Mi experiencia en Oaxaca era un viaje inolvidable. Las personas, los colores, la historia, la cultura y los lindos lugares formaron en mi mente muchas memorias buenas . Mi lugar favorito era Monte Albán. Allí arriba de todas las ciudades alrededor, uno podía sentir toda la historia de los Zapotecos. Me imaginé que podía oír la historia, como la voz de un pueblo que hablaba desde el polvo.
Cuando fuimos a los pueblos con EnVía, mi ojos abrieron un poco también.
Yo di cuenta de que las vidas de las personas que visitamos eran muy diferente
que mi vida. Ellos viven en una manera muy diferente porque no tienen tantos
recursos que tienen en los Estados Unidos. La electricidad, la transportación y
la educación son cosas que estas personas no tienen. Yo estoy acostumbrada de
tener estas cosas en mi vida, pero ahora yo puedo ver que son cosas extras, y
realmente son bendiciones.
Me gustaría visitar Oaxaca otra vez un
día. Sin embargo, por ahora yo voy a aprovechar las muchas oportunidades que
tengo en mi vida como estudiante, como un joven independiente y como ciudadano
de los Estados Unidos.